Es inconcebible que se trate de desmerecer el esfuerzo de la prensa que contribuye con su investigación a presentar evidencias de actos de corrupción. Es inadmisible que dichos actos cometidos por ciertos administradores de empresas públicas, llámense CNEL (Corporación Nacional de Electricidad ) y afines, solo traten de investigarlos en el gobierno actual, mas no también en los gobiernos anteriores. En el de Lenín Moreno, los usuarios fuimos objeto de un atraco más descarado, y ese presidente señaló en cadena nacional de radio y televisión que entregaría $ 50 millones que debieron servir para ‘compensar’ a los perjudicados con la sobrefacturación durante los primeros meses de la pandemia, pero hasta el sol de hoy no han sido devueltos ni auditados para determinar a qué bolsillos o cuentas fueron a parar o se ‘licuaron’.

De igual manera, está pendiente la entrega de $ 23,4 millones por parte del Gobierno actual a la CNEL, dinero que tampoco se entregó a los usuarios, y no se auditaron casos como el de la lectura de los medidores de energía eléctrica. La vieja práctica del reciclaje de funcionarios parecería ser porque algunos que asumen poderes, para empaparse del manejo de las instituciones del Estado, recurren a ciertos funcionarios expertos en ‘negocios’ para que los asesoren, y terminan contaminando a la función pública con actos de corrupción, muchos de los cuales salen a la luz pública y otros continúan ocultos. Veo cómo en la Asamblea Nacional, que tiene como función legislar, fiscalizar, se pelean por protagonismos en la comisión que investiga al Gobierno; dejan en la mente del pueblo que tratan de beneficiar al sector político al que se pertenecen, impidiendo que a algunos de cuello y corbata se los ponga en evidencia. Es reprochable que la gente del pueblo, la de a pie, terminemos pagando la factura de ciertos que se enriquecen con el dinero fruto de nuestro esfuerzo, sangre, sudor y lágrimas. Las instituciones del Estado no deben ser feriadas por acuerdos bajo mesa y chantajes a gobiernos de turno, convirtiendo en modus vivendi tener testaferros que administran cuotas de poder. (O)

Édison Mora Mora, Guayaquil