Dejaron en libertad: la realización de ferias, comercios, informalidad, aglomeraciones en los centros comerciales, las calles; las quemas de los años viejos en los barrios, balnearios...; los funcionamientos sin controles de los aforos en los lugares de entretenimiento, bares, discotecas...; las celebraciones en los feriados de noviembre y diciembre de 2021; abrieron las clases presenciales, etc.; y comenzado el 1 enero de 2022 hasta el 20 de dicho mes, Ecuador tiene un escenario infectado que hasta los niños con COVID llenan las camas de los hospitales y los intuban en las UCIS.

El presidente de la República está preocupado que no le hagan paros ciertos líderes indígenas que buscan intereses personales y políticos. El presidente está preocupado del comercio, dado que va a visitar a presidentes de México, Estados Unidos, China...; va a cumbres del clima, económicas, comerciales, etc., pero no va a organizar la casa, el Ecuador, su país, con un estado de excepción nacional por lo menos de dos semanas para que baje el contagio, se limpie el ambiente con menos movilizaciones de personas transmitiéndose la peste que está acabando en promedio con la vida de 14 personas día a día. Los doctores se cansan de pedir por los informativos televisados un estado de excepción respetado por todos, un confinamiento de dos semanas; si no el COVID con delta, ómicron, etc., contaminará a todos; más trabajadores enfermos habrá en el país. Esas dos semanas de confinamiento sean como los feriados largos de 5, 6 días, pero esta vez sería de 14 días. Hagan caso a los médicos científicos. Muchos lectores dicen que las autoridades, Gobierno, prefieren que la economía no pierda, pero la salud se pierda. (O)

Jesús Aguirre, Guayaquil