El requintista Naldo Campos (d) dirigió a algunos alumnos de la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi, del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo, en unas de las programaciones gratuitas que se ofrecían al público.

Ya no hay los buenos programas de cultura que se realizaban en Guayaquil en épocas que el Municipio regeneró la ciudad, le dio estatus de ciudad limpia, cultural, unos botones:

En el malecón Simón Bolívar, cuidado por personal de limpieza y guardias que no permitían ferias pueblerinas de informales, migrantes ilegales, vagos, que el público tire basura, dañe los jardines, escupa en el piso, lleve animales para que defequen, etc.; había gratis programas de arte, danzas, cantantes, grupos interpretaban muchos géneros musicales (conciertos didácticos de Schubert Ganchozo, Orquesta Sinfónica de Guayaquil...). La gente iba bien vestida, había sillas, respeto, puntualidad, seguridad.

También extrañamos las actuaciones de los estudiantes de música cuando funcionaba dignamente el prestigioso Conservatorio Nacional Antonio Neumane de Guayaquil.

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Extrañamos las actividades magníficas del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo y de su teatro que los domingos en la mañana ofrecía gratuitamente eventos inolvidables con alumnos y graduados de su Escuela del Pasillo. El Museo era un sitio precioso, bien mantenido, formaba talentos, las funciones daban alegría y paz. (O)

Elena María García, Guayaquil