Amado Ecuador, te visitan las revueltas filosóficas, intelectuales, sociales y populares. En tus esquinas se reúnen a exponer odios de antaño. Se lee en tus muros la ira de un segmento.

No es una locura amarte, patria mía, es un privilegio haber crecido aquí rodeada de libros, historia, cívica, geografía bendita que te rodea; tu tierra fértil que genera a cada paso un bien, un fruto, marca lo brillante de sus habitantes esperando que aquellos que prometen capacidad, se armen no solo de ilusión sino que tomen como arma los libros, que rompen lo corrupto; la ciencia, que rompe el ego y la ‘pasión’. Tomen en sus manos las letras, artes..., avancen hacia el bien, el amor sano y verdadero porque son tus habitantes... Patria mía, que tus hijos te admiren, te entreguen sus dones, talentos, para que todos caminemos en la misma dirección. Familias, lo que hoy vivimos es parte de lo sembrado hace mucho tiempo. Es hora de sembrar semillas que den frutos de bien. ¿Cómo se hace?, teniendo principios y valores que profesen los hogares, siendo genuinos en la contribución a la comunidad, participantes activos de la vida, no solo ser receptores y espectadores críticos, sino actores conscientes de la necesidad de realizar bien común. (O)

María Lorena Cucalón Echeverría, Guayaquil