El que gana pierde y el que pierde gana.

En esta estrambótica muerte cruzada que nos ha sometido a elegir presidente de la República y asambleístas por solo un año, el que gane pierde y el que pierde gana. El que gane la presidencia esta vez será solo para un año. Un año de inseguridad que empezará con el fenómeno de El Niño, bajo fuertes presiones sociales y rodeado de un ambiente de corrupción. El nuevo presidente tendrá que hacer una presidencia milagrosa de un año para poder presentarse a la reelección en el 2025. Ganando pierde. En cambio, el candidato que se retire ahora o que pierda esta elección de 2023, o al que le hicieran fraude, queda muy bien opcionado para el 2025 a presentarse para un período de 4 años. Perdiendo gana. No serán pocos los asesores que digan a los candidatos actuales: “preséntate inicialmente y te retiras, después te presentas el 2025 que es la elección de fondo”.

En esta elección del 2023, se enfrentan las estrategias y la visión cortoplacistas y las de mediano y largo plazo. (O)

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César Alfonso Vaca Sánchez, abogado, Guayaquil