La corrupción es endémica en nuestro país, al menos en los últimos 30 años en sucesivos gobiernos. Un análisis sesudo de este fenómeno social debe llevarnos a superar discusiones enconadas de un bando o de otro, desconociendo que la idolatría al dinero sufre de lateralidad cruzada (no importa si los gobernantes son de izquierda o derecha), es más, podríamos decir que es daltónica, ya que desconoce de verdes y rojos.

¿Qué hacer ante una de las más grandes seducciones que se le presentan al ser humano de todas las épocas y culturas, junto al poder y al placer?, pues el tener valores y principios arraigados, las convicciones profundas, vivenciadas en virtudes, formar personas de carácter desde el hogar para no ceder a las presiones sociales, al sistema imperante, a las veleidades del mundo. Que nuestro ideal no sea llegar a tener. (O)

Cristhiam Carpio Castro, máster en Educación, Daule