La industria bananera se enfrenta a desafíos de enorme trascendencia e impacto en su competitividad y sostenibilidad, unos de corto plazo y otros de tipo permanente, de largo plazo.

Los de corto plazo conciernen principalmente a los costos en toda la cadena de la industria, desde los insumos agrícolas, materiales de empaque hasta los costos de transporte marítimo. Estos incrementos en costos afectan a la competitividad del sector contra otras frutas y alimentos locales y la capacidad de consumo en los mercados.

Son factores incontrolables sujetos a las variaciones de la economía y de las incertidumbres de la salud pública y la geopolítica.

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Los que van tomando carácter de permanentes y de largo plazo son los relacionados con la sostenibilidad de la industria y las exigencias cada vez mayores de las políticas ambientales, sociales y de inocuidad de los mercados de consumo.

Con la justificación de estas políticas se crean regulaciones que imponen sistemas productivos de alto costo que no son reconocidos por los consumidores de los mercados que imponen estas regulaciones, como por ejemplo, la Unión Europea.

Los países que saldrán adelante y no solo mantendrán su participación de mercado sino que crecerán a costo de la pérdida de otros serán los que adopten políticas de Estado que defiendan la competitividad y sostenibilidad de su aparato productivo y de comercio exterior con una combinación de medidas coyunturales y de medidas y planes de largo plazo que combinadas tengan el resultado necesario para defender la generación de empleo, divisas e inversión que la industria bananera significa. (O)

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Juan José Pons A., Guayaquil