Seguimos con la cantaleta de las inundaciones en invierno. Profesionales y autoridades parece que no dan con la solución del problema a este desastre temporal. Si vivimos en una ciudad a cuatro metros sobre el nivel del mar, hay que hacer más profundo el cauce de los ríos y esteros que rodean a Guayaquil, así se ayudará en gran parte a ciertos sectores que se convierten en lagunas o mares luego de una fuerte lluvia.

Les cuento una experiencia: Cuando se construyó el puente ecológico que une Urdesa Norte con Kennedy Norte, se hicieron trabajos de remoción de material del cauce del estero Salado, lo cual contribuyó a hacerlo más profundo y ayudó a que no se inunde nunca más la avenida Primera (o Rodrigo Chávez) y otras calles donde antes, cuando llovía, era imposible transitar. Nunca se ha hecho un estudio, plan específico por el problema. La Alcaldía estuvo trabajando en Urdesa Central, en la calle Guayacanes, para (así dijo) también solucionar las inundaciones, pero más se centró en regeneración de adoquines, sin embargo hay sectores críticos que se inundan siempre, calles Ilanes, Higueras, Laureles, Costanera, avenida Víctor Emilio Estrada. Contraten buenos asesores para que den soluciones; con un mapa de la ciudad, análisis de influencia de las mareas y de los sitios riesgosos de inundaciones se puede hacer mucho. Faltan ganas y recursos para hacerlo. La historia de la draga para el río Guayas se parece al título de una canción (del compositor mexicano José María Napoleón, que la escribió para el cantante de México José José, ya fallecido) Lo que no fue, no será. (O)

David José Antepara Chávez, licenciado en Marketing, Guayaquil