Ciertos legislativos que conocemos (no todos), como serviciales, han recibido la consigna, a como dé lugar, de poner todo su empeño en el trabajo de obedecer al amo, sus órdenes, ya que la izquierda internacional y otros ven con malos ojos que un paisito como el nuestro no ha plegado al concierto sudamericano del resto de naciones izquierdistas.

A ciertos “guacharnacos” solo les importa cumplir con el amo que siente como un hecho su regreso, pero no va a encontrar un país a más de 100 dólares el barril de petróleo, pero sí uno agonizante por su funesta herencia llena de niños asaltantes y algunos destajeros, de adolescentes consumiendo drogas y consumiéndose ellos; de una justicia corrupta cuyo modus vivendi es sacar de las cárceles a ciertos políticos, ladrones y otros. Sin embargo, el que roba una gallina para el almuerzo de su empobrecida y numerosa familia, si no tiene dinero para coimar, para él sí está lista la cárcel para purgar su robo. También, el pénsum de estudio que trastocaron ya está dando resultados, ya que alumnos venden drogas en los establecimientos educativos, existen violaciones a alumnos en esos establecimientos, no se respeta a los profesores ni a los progenitores. El llamado índice de riesgo país sube más rápido que un globo con helio. A este paso, cuando se necesite dinero nos van a prestar con altos intereses, como China, a la cual buena parte del petróleo se pignoró como respaldo de la deuda. Si ciertos “guacharnacos”, jueces y políticos se preocuparan por la patria y aprender amor cívico y despojarse del hedonismo material, servirían mejor a la sociedad. Si ciertos grupos indígenas se culturizaran más y cumplieran sus leyes ancestrales, les iría mejor, no se dejarían manejar por ambiciones de caciques a quienes solo les interesa su propio bienestar. Y si legisladores se preocuparan por el país, comprenderían que está en peligro. (O)

José Luis González Williams, pediatra, Guayaquil