Al recordarse los 44 años de la ‘inmortalidad’ musical de Julio Jaramillo, a su memoria mencionaré algunos nombres de grandes autores y compositores internacionales, cuyas canciones constituyeron éxitos en su voz:

Del puertorriqueño Benito de Jesús, Nuestro juramento, catapultó internacionalmente a JJ.; de Claudio Ferrer, Azabache; de Pedro Flores, Blancas azucenas, Obsesión; de Rafael Hernández, El último suspiro, Cantando. Entre los mexicanos, de Rosario Sansores, su poema Sombras; de Enma Valdelamar, Devuélveme el corazón; de José Alfredo Jiménez, El rey; de Minerva Valdez Elizando, Interrogación, Recuerdos; de Agustín Lara, Carita de cielo; de Cuco Sánchez, No me toquen ese valse; de Pepe Martínez, Ni me llaman ni me escriben, No habrá perdón. Grabó de autores peruanos, Fatalidad, de Laureano Martínez; Hombre con H, Cuando llora mi guitarra, de Augusto Polo Campos; Déjalos, Se acabó y punto, de Félix Pasache; El pintor de la creación, de Leoncio Burgos; Debemos separarnos, Mala mujer, de Mario Cavagnaro. De la pluma del chileno Juan Aguirre Pinto grabó Reminiscencias, Qué pena. De autores argentinos, de Carlos José Pérez (Charló), Rondando tu esquina, Rencor, Página destruida; de Aldo Legui, La vida mía, Cuál es tu precio, Dónde estás corazón, Pajarillo amarillo; de Arquímides Arci, el tango Consejo de oro; de Palito Ortega, Te estoy llorando; de Adamo, Porque yo quiero; de Dino Ramos y Roberto Cantoral, Mesa para uno y Me quiero perder contigo. Del uruguayo Francisco Canaro, Soñar y nada más, No sé qué me han hecho tus ojos. Del costarricense Ricardo Mora, Sin rumbo, Calla corazón. Del cubano Orlando Brito, Angustia, Compasión. Del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, Así no te querrán. De Antonio Quintero, Solo. Del colombiano Héctor Ulloa, Cinco centavitos. (O)

José Gorotiza Véliz, periodista y educador, Guayaquil