Las quejas sobre la atención del Registro Civil en la entrega de cédulas y pasaportes han proliferado estos meses. Que no hay suficientes especies o formularios. Que se forman largas filas. Que los tramitadores se aprovechan de la necesidad de los usuarios...

La burocracia no es solamente lo malo que se sabe por las referencias que generalizan malas actuaciones. Es justo destacar también lo bueno: fui a renovar mi cédula de ciudadanía y mi pasaporte en las oficinas de esa entidad en el norte de Quito. Solicité el turno electrónicamente, escogí la fecha y la hora. Acudí luego de generar los pagos correspondientes. El trato fue excelente. Fui muy bien atendido por servidores atentos y cordiales. En media hora tenía en mis manos los nuevos documentos, sin ninguna queja. Se respetó mi condición de viejo (tercera edad lo llaman ahora) y salí contento de saber que, acaso, habré tenido la suerte de encontrarme con las buenas personas que me atendieron tan bien. Lo cierto es que sí hay buenos servidores a quienes hay que reconocer, revelar que los hay, darles aliento en medio del mar de lamentos que afecta su ánimo, y el nuestro. (O)

Rómulo Antonio García Sosa, doctor en Jurisprudencia, Quito