Los pensamientos comunistoides que cierto líder indígena quiere imponerlos a la brava, siendo un sector respetable pero minoritario dentro de los 17 millones de ecuatorianos, deben ser bloqueados a como dé lugar, bajo sus nuevas amenazas de paralizar, con paro, el Ecuador.

Quito, como capital de la República del Ecuador y sus habitantes, no podemos permitir volver a ser ultrajados por hordas de delincuentes que se camuflan bajo los colores de movimientos y organizaciones indígenas.

La justicia que desde mi niñez se decía “es solo para los de poncho”, hoy ha cambiado. Un dirigente indígena luciendo su respetable poncho rojo y un último modelo de vehículo, impulsaba y azuzaba para que se cierren las carreteras en el mes de junio del presente año. Contra toda lógica, el cabecilla de los actos vandálicos salió absuelto por dictamen de una justicia ciega, sorda y muda que no vio nada, no oyó nada, y sin poder hablar para dictar y aplicar la ley que es para todos los ecuatorianos por igual. Las mesas de diálogo solo son para un grupo de las minorías, ¿cuándo armarán mesas para la gran mayoría de los ecuatorianos?

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Y la educación bilingüe entregada a los indígenas está perfecto, pero ojalá me equivoque, no sea eso para el inicio de una educación de adoctrinamiento político. Hay tantas cosas que quedan por analizar. (O)

Fausto Marcelo Sáenz, Quito