El ministro de Trabajo tiene en sus manos el tratamiento de un tema importante y difícil: el empleo, el cual por su escasez provoca inseguridad, violencia ciudadana, sicariato, tráfico de drogas, etc. Cuando empiece a borronear el proyecto de Ley de Oportunidades, no olvide recibir a los que se opongan a esta con la siguiente información:

A) Cuántos puestos de trabajo se perdieron entre el 2017 y 2019; cuántos puestos se han perdido entre el 2020 a la fecha, ya que en mayo de 2021 se incrementó el desempleo. B) Cuánto se le debe al IESS por aportes y fondos de reserva; esta información sirve para saber si es posible pagar con facilidad los actuales beneficios laborales. C) Una estadística de juicios laborales de los cuatro últimos años.

El Ecuador presente y futuro está en condiciones de gobernarse bien y crear un ambiente razonable para que el sistema de empleos, sueldos, aportes, etc., no sea el dolor de cabeza nacional. Si no hay un golpe de timón en los temas indicados, el crecimiento del empleo será mínimo; eso es grave. El ministro de Trabajo dijo una gran verdad: “Ningún empresario despide a un buen trabajador”, pero hay otra gran verdad: los empresarios no están conformes con los severos castigos que se les impone por un despido intempestivo; incurrir en gastos legales para obtener un visto bueno; pago de jubilación patronal, desahucio por terminación de contrato, etc.

Publicidad

El artículo 11, numeral 8 de la Constitución, inciso segundo indica: " Será inconstitucional cualquier acción u omisión de carácter regresivo que disminuya, menoscabe o anule injustificadamente el ejercicio de los derechos”. Invito al ministro a reflexionar sobre la palabra injustificadamente como una salida a la crisis de empleo en Ecuador y frente al desafío que se ha planteado de proponer una ley laboral. Debe activarse el empleo. (O)

Rafael Mendoza Avilés, abogado, avenida Samborondón