En el mundo occidental, incluidos los americanos, no puede entenderse la matanza de niños en el vientre de sus madres (infanticidio de nonatos a punto de nacer); otra cosa es el interés político y económico.

Sobre la realidad del aborto, creo que hay mucha ignorancia. En España, además, se persigue a los que pretenden defender la vida con la oración frente a los abortorios. El aborto no es un método anticonceptivo, pues se produce contra un nonato, un niño que vive. ¿Cómo es posible que el presidente de Estados Unidos alardee de católico y promueva el aborto? Un católico es un cristiano, seguidor de Cristo, quien mandó a los suyos a amarse sin distinción, o sea, procurando el bien del prójimo sin discriminarlo. El aborto es el mayor pecado contra el amor que debe distinguir al verdadero cristiano. Defender el aborto es decantarse por la matanza de niños pequeñitos que viven aún en el vientre materno, la primera cuna de todo ser humano. Es verdad que un embarazo inesperado puede suponer un problema de soledad o económico, y rara vez para la salud o la vida de la madre; pero nunca está justificada la muerte violenta dada a un ser humano inocente. Siempre hay que procurar salvar ambas vidas. El Estado debe proveer ante las necesidades de las madres vulnerables. (O)

Josefa Romo Garlito, Valladolid, España