Necesitamos jóvenes que sean fuertes, valientes, decididos; que no se rindan ante las dificultades que se presenten en el camino.

Necesitamos jóvenes que se enamoren limpiamente; que entiendan que el miedo es parte del ser humano, y que no importa tenerlo; lo que importa realmente es triunfar en lo que se propongan, incluso llevando el miedo a su lado.

Necesitamos jóvenes que no se derritan con el sol, y que no quieran pasar con el aire acondicionado o el ventilador prendido porque tienen calor.

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Necesitamos jóvenes que defiendan a las personas vulnerables; que no se burlen de los demás; que sean capaces de salvar las vidas de los no nacidos, que son los seres más hermosos de la creación.

Necesitamos jóvenes que defiendan a las personas vulnerables; que no se burlen de los demás...

Necesitamos jóvenes que estudien, que lean, que se ilusionen con los proyectos que tengan.

Necesitamos jóvenes que no le teman al matrimonio, que no tengan miedo a tener hijos. Que protesten por las injusticias. Que tengan la mirada limpia. Que no acepten coimas ni sobornos. Que se ganen la plata limpiamente.

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Necesitamos jóvenes que se ganen el pan con el sudor de su frente, y no con el sudor de la frente de los demás.

Necesitamos jóvenes respetuosos. Que no admitan la trampa.

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Necesitamos jóvenes que recen; que se pongan de rodillas y eleven su vista al cielo. Que amen a la Virgen María, nuestra madre.

Necesitamos jóvenes que dejen huella. Jóvenes, como ustedes que nos están leyendo; o como sus hijos; o como sus nietos. Los necesitamos ya. El mundo los necesita ya… Los esperamos. (O)

Mario Monteverde R., profesor de Bioética Médica, Guayaquil