En nuestra niñez, en el colegio, existían métodos rígidos y nos quitaban puntos por conducta, existían sistemas cavernarios: jalar las patillas, utilizar una ‘varita’ de madera que caía velozmente sobre la manito del niño. Hoy en día, creo que ya no sucede.

Vivíamos aterrorizados con dichos profesores que se distinguían de los maestros que eran los que orientaban a sus alumnos con cultura. Recordamos esas ‘experiencias’ que eran un ‘llamado de atención a mandatos y órdenes’ (como los políticos) que utilizaban la fórmula de la crudeza, ya que no sabían usar el raciocinio sino la violencia. (O)

Eduardo Jiménez Macías, Salinas, Santa Elena