Los precios no se ponen por decreto, los imponen la oferta y la demanda. Entre invierno y verano sembramos más de 350.000 hectáreas por año y aunque nuestros rendimientos son bajos, 4 toneladas de arroz en cáscara por hectárea que representan 1′400.000 toneladas anuales de arroz en cáscara, tenemos excedentes de producción.

Como nuestro consumo es de 50.000 toneladas de arroz pilado por mes, que resultan en 600.000 toneladas de arroz pilado por año, y está establecido que 2 quintales de arroz en cáscara dan uno de arroz pilado, las 1′400.000 toneladas dan 700.000 toneladas de arroz pilado; allí está el excedente: 100.000 toneladas de arroz pilado o 200.000 de arroz en cáscara al año. ¿Cuál sería entonces la solución para que los agricultores arroceros no nos quejemos?:

Exportar nuestros excedentes es una función del Ministerio de Comercio Exterior. Reducir la superficie de siembra (50.000 hectáreas) podría ser en verano, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) tendría que convencer principalmente a los grandes productores (que siembran más de 100 hectáreas). Diversificar cultivos para que no se quejen los grandes productores que reducirían sus siembras de arroz; ahí deberían trabajar los ministerios de Agricultura y el de Comercio Exterior para hallar mercados dentro y fuera del país. Impedir que entre arroz de contrabando, participarían las Fuerzas Armadas en esa labor; si estas acciones no pudieran efectuarse, se esperaría que aumente la población y el consumo iguale a la producción (con datos del MAG y del Instituto de Estadística y Censos). Hasta que eso ocurra los Gobiernos aguantarán las quejas de agricultores arroceros, y podrían invertir en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias para que investigue en arroz y obtenga nuevas y mejores semillas. (O)

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Jorge Alfredo Escobar Sotomayor, ingeniero agrónomo, Milagro