Existen muchos tipos de enfermos y unos que sufren más que otros. Me tocó vivir como médico residente de la Unidad de Quemados del Hospital Luis Vernaza, Guayaquil, hace muchos años, la experiencia con un grupo de pacientes que no solo sienten en su piel la agresión del fuego, sino que también sienten en su espíritu la más profunda de las tristezas.

El paciente quemado necesita además de la dedicada atención que le brinda el personal médico especializado, de personas que lo apoyen anímicamente, del soporte espiritual, de la constante preocupación hacia ellos; de las visitas frecuentes y de pequeños obsequios que se les haga; esto depende muchas veces para su restablecimiento.

Muchos jóvenes que en algunas ocasiones no saben en qué utilizar su tiempo, podrían acudir en la ayuda de estos seres que son víctimas de quemaduras, les harían un enorme bien. (O)

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Mario Monteverde Rodríguez, doctor en Medicina, Guayaquil