No es la primera vez que se escribe sobre el abandono del balneario Ballenita. Frente a esta redundante queja que no la escuchan, los moradores que escogimos retirarnos a una vida tranquila y los habitantes estamos muy, pero muy cansados de ser ignorados por alcaldes y autoridades de turno.

En el último feriado de carnaval, en la pequeña playa del malecón se armó una tarima y farra como en todos los balnearios de la provincia de Santa Elena; como si atraer el turismo es permitir que las playas se conviertan en Sodoma y Gomorra sin infraestructura y vigilancia. No hay ordenanzas ni reglamentos, las playas quedan sucias de tanto desafuero y desenfreno, y luego a los moradores y voluntarios nos toca hacer mingas y tratar de limpiar el desastre ecológico que queda.

Para esto sí hay permiso y se acuerdan de Ballenita. Ahora se está promocionando un concierto de reguetón en la playa para mañana, 19 de marzo, en el pequeño malecón, que tiene no más de seis servicio higiénicos: va a ocasionar desastre como en todos los feriados. La droga y el alcohol zumban en medio de la mediocridad, que no tiene nada de cultural. Es preocupante para todos que, por justificar atención municipal, siguen sumiéndonos en pútrida realidad que no nos deja progresar. Hago un llamado al presidente Guillermo Lasso, en nombre de todos los perjudicados y mío, quienes pagamos altos impuestos a estos municipios y cuyos valores no se ven en obras; que tome cartas en el asunto y fiscalice dichos ingresos que no son revertidos en obras, ya que en Ballenita no hay servicios de alcantarillado, vías de acceso, parterres, calles asfaltadas, etc.; pero sí hay dinero para hacer y permitir estos eventos inculturales que traen más vicios a la juventud. En la gran explanada del cerro El Tablazo podrían realizar sus eventos, lejos de la gente civilizada que necesita paz. (O)

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Sylvia Koppel A. de Silva, ingeniera, jubilada, Ballenita