Gabriel García Márquez, escritor y periodista colombiano (1927-2014) que alcanzó el Premio Nobel de Literatura en 1982, se constituyó en el más influyente interlocutor de su país cuando la arremetida del narcotráfico con Pablo Escobar a la cabeza, quiso someter a su sociedad en los años 80.

El célebre escritor de tendencia política de izquierda llegó a ser amigo de Fidel Castro, contertulio del presidente Clinton, compartió junto a los reyes de España, presidentes de línea liberal y conservadora; intercambió su residencia entre Colombia, Cuba, Venezuela, Estados Unidos, Francia y México, donde falleció. En sus artículos periodísticos enfocó graves problemas sociales que afectaron y afectan a América Latina. Llegó a la conclusión de que si a Colombia se lo calificaba como el mayor productor de cocaína en el mundo había otros países, incluyendo Estados Unidos, que permitían que mafias criminales abastezcan a los millones de consumidores en el interior de sus territorios, por lo que era necesario un consenso internacional para combatir el crimen organizado. De hecho, Estados Unidos aprobó ingente ayuda económica al país vecino para combatir la producción de droga y la narcoguerrilla, con magros resultados. En consecuencia, un solo país, como el caso de Ecuador, no podrá desterrar el avance de traficantes y consumidores, si el Gobierno no adopta medidas de consenso con ayuda de organismos internacionales; de la Asamblea y la Función Judicial poco se espera. De otro lado, los canales de televisión deben erradicar sus series de narcotraficantes, se constituyen en escuelas del crimen. (O)

José Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil