Ya no solo estamos en peligro con el COVID, ahora tenemos un enemigo que se llama delincuencia y que al igual que el virus está en todas partes. Al menos con el virus tenemos un protector con las vacunas, pero con el delincuente solo podemos decir, ¿ahora quién podrá defendernos?

Los policías están asustados y quieren proteger sus vidas, porque si cumplen con su deber, o los matan los maleantes facinerosos o los meten presos por defendernos del criminal que agrede, roba y mata a sus víctimas. Estamos desprotegidos, los jueces que se olvidan de sus funciones de conseguir la seguridad de los ecuatorianos quieren ser las estrellas de películas de terror para que el espectador grite “qué barbaridad, no puede ser”. Porque nadie puede entender la razón de tanta ceguera y deslealtad ante su profesión; jueces, es un cargo alto para esas personas, ni abogados deberían ser; no encuentro un oficio para estos ineptos, ¿será que tienen que volver a la universidad a estudiar leyes?, no porque las hayan olvidado sino porque no las conocen. “El juez bueno y fiel prefiere lo justo a lo conveniente”, Horacio. Al buen entendedor, pocas palabras. (O)

Leticia María Loor Martínez, Guayaquil