Ante reclamos que han venido planteando transportistas para elevar los pasajes 10 centavos por pasajeros del servicio público, pretensión a la que se oponen autoridades, lo más práctico sería llegar a un acuerdo entre demandantes, autoridades y empresarios.

El acuerdo sería permitir la elevación del pasaje en el valor solicitado por los transportistas, y las empresas reconozcan dicho valor a sus trabajadores como una especie de bono por transportación, aparte del valor que será incrementado el salario mínimo vital, y que las autoridades reconozcan ese valor entregado por las empresas, como un descuento en su declaración del impuesto a la renta. El valor entregado a los trabajadores no sería de tanta injerencia que pondría en peligro la existencia de las empresas. Por ejemplo, si un trabajador debe utilizar dos buses de ida de su hogar al trabajo y viceversa, que no sería en todos los casos, el incremento en su costo diario de transportación sería de 40 centavos, a la semana daría un valor de $ 2 y al mes no superaría los $ 10, de acuerdo con los días laborables. Y al igual que se procede con el reconocimiento de los hijos de los trabajadores para el reparto de las utilidades, también se podría entregar un bono extra por la transportación de los estudiantes de primaria y secundaria, que no sería un gran valor ya que ellos pagan medio pasaje y solo se lo haría en la temporada de clases. Respecto a las personas de la tercera edad, y con discapacidad, sí se les debería mantener el valor actual del pasaje. Ese valor, sumado al total entregado a los trabajadores por las empresas, sería descontado en la declaración del impuesto a la renta, y así el Gobierno y los municipios evitarían enfrentar paros de transportistas, reclamos de trabajadores y estudiantes, y se quitarían argumentos para los reclamos que se efectúan siempre por el alza de los precios de los combustibles. (O)

Julio Calero Garcés, licenciado en Comunicación, Guayaquil

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