Cada día del año calendario nos recuerda acontecimientos de todo orden en la vida de los pueblos a nivel local, nacional e internacional. Se incluyen de manera preferencial las fechas de aniversario de creación de organismos profesionales, sociales, eclesiales, deportivos, nacimiento de seres humanos (cumpleaños), aniversarios de fallecimientos, etc. No obstante, la paradoja más grande que se da en los medios impresos es resaltar acontecimientos que si en verdad pueden tener relevancia aún de primera página o portada como la muerte de Pelé o la copa del Mundial de Fútbol conseguida por Argentina en Qatar, no pueden desconocer la sacrificada y mal entendida labor profesional que cumplen los periodistas en esos mismos medios de comunicación públicos o privados, a veces desplazados sin indemnizaciones.

El periodista profesional es el cronista de los hechos más relevantes de la historia nacional y mundial, por ello da grima que ni una línea se escriba cuando se celebra el aniversario del Día del Periodista Ecuatoriano el 5 de enero, dejando de recordar un acontecimiento trascendental en la vida nacional, que tuvo en Eugenio de Santa Cruz y Espejo su guía y propulsor de las mejores causas que llevaron a la independencia política del Ecuador. Se da preferencia en medios impresos, en grandes titulares, con fotografías del apresamiento y extradición desde Colombia de un exmiembro de la Policía ecuatoriana, o el desatino de un cantante de música pop, y con caricatura, por haber lanzado al mar el celular de una fanática que intentó sacarle una foto. Los periodistas deben ser reconocidos por su rectilíneo proceder porque son los que orientan la conciencia ciudadana y demandan de los poderes públicos el mayor esfuerzo y honestidad para que atiendan las demandas de quienes no tienen el respaldo ni apoyo económico indispensable para procurar el sustento diario a sus dependientes. (O)

Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil