Me alegra y llena de esperanza la noticia que el ministro de Turismo Niels Olsen ha dicho: va a recuperar el tren, pues necesitamos este medio de transporte no solo por ser prioritario para el desarrollo de las comunidades y los pueblos por los que atraviesa la línea férrea, sino por la historia que representa para el país.

El tren, como bien lo dice el ministro, es un motor de desarrollo que inyecta dinero y genera empleos en las comunidades rurales y hay que recuperarlo. Pero quiero hacerle un pedido especial: que sea un tren para el pueblo, si en verdad quiere reactivar las comunidades rurales y generar empleos directos e indirectos. Debe ser un tren para toda la gente, no solo de lujo exclusivo para los más pudientes o extranjeros con dinero, es por ello que los precios de transporte deben ser económicos. Recordemos que en la ‘época ganada’ se reanudó el transporte del tren pero para turismo elitista, con precios altos y hasta excesivos en algunos tramos. ¿Qué se logró? Unos cuantos empleos, abultar la burocracia y grandes pérdidas de dinero. Como también lo dice el ministro, ¿se beneficiaron las comunidades rurales? Tampoco, solo veían pasar el tren con turistas con sofisticadas cámaras. Despilfarro de recursos para obtener pocos beneficios. Pude costear un paseo desde Alausí a la Nariz del Diablo que fue costoso, aburrido y no dejó huella en la memoria de mis hijos.

El tren es desarrollo, turismo, movilidad, historia y orgullo de los ecuatorianos. Se puede en un mismo tren tener vagones de lujo, vagones de carga, vagones de transporte económico; beneficiar a todos, desde humildes a ricos. Con honestidad se puede reactivar un tren rentable, si en otros países lo es, ¿por qué no lo sería en Ecuador que tiene hermosos paisajes para atraer turismo extranjero y nacional a los pueblos mágicos que atraviesa el tren? Ministro, no decepcione como hicieron con el famoso tren a la Costa, utopía de las muchas que prometen políticos en el poder. (O)

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Félix Enrique Jaramillo Valle, ingeniero electrónico, Daule