Nada más grato que vivir en paz, desarrollarnos en un entorno armonioso para pensar, crear, crecer y creer. Estamos padeciendo a nivel global no solo con el cambio climático, hay otros cambios que nos están afectando: el económico, de carácter, de costumbres, sanitario, de afectos, de lutos inesperados.

Esto y más nos lleva a una íntima reflexión en legítima defensa de nuestra supervivencia. Estamos perdiendo el respeto a todo nivel; las autoridades irrespetan leyes y ordenanzas del buen vivir ciudadano. Nos toca el día a día en medio del desorden, el ruido, la inseguridad y corrupción galopante. En los hogares ya no existe el adecuado comportamiento con los mayores a quienes se ofende e ignora. Tenemos que animarnos un poco en busca de espacios con armoniosas playas, montañas, disfrutar ambientes saludables, del sol, respirar aire puro, contemplar la naturaleza, los árboles, las plantas, el delicado canto de los pájaros y el amor de nuestra familia. Vamos a crearnos un espacio saludable y asequible que sea una comunión de alimento y medicina espiritual, un parque, un malecón, que podamos disfrutarlos con espléndido entusiasmo para inspirar nuestra calidad de vida. (O)

Fernando Héctor Naranjo Villacís, periodista, Guayaquil