Las cárceles del país actualmente solo sirven de cunas para más criminales, de sedes del narcotráfico local, de centrales de inteligencia para grupos delictivos o de suites privadas para políticos corruptos. Existe un sistema deficiente carcelario que cuesta mucho al Estado y, por ende, al pueblo ecuatoriano.

Llegó la hora del cambio del objetivo de únicamente castigar, sino implementar también reformación. En convenio con la empresa privada el sistema penitenciario puede otorgar empleos temporales, los privados de libertad ganen un sueldo básico, hagan cosas en talleres penitenciarios; podrán costearse educación en la cárcel, su comida, servicios que utilizan de agua, luz, mantenimiento de cárceles, etc. Crear sentido de trabajo y recompensa. El sistema penitenciario dejará de depender tanto de los impuestos del pueblo, creará ciudadanos con futuro de bien. Es necesario legalizar la cadena perpetua para los delitos de alto grado como asesinatos, tráfico de drogas, etc. La evaluación y el control de presos, respaldar al agente de policía que cumpla su trabajo o lo castiguen por corrupción, etc., pueden ser medidas para crear un país seguro y una justicia que se haga sentir. (O)

Anthony Steven Ramia Mantilla, 19 años, estudiante, Quito