Este año, para muchos, presentó nuevos desafíos y también nuevas esperanzas. Una de las esperanzas era que siendo un año de elecciones, el país pudiese dar un nuevo comienzo y emprender con éxito el nuevo periodo de gobierno. A la segunda vuelta pasaron dos opciones, una que representaba una nueva versión de la conocida ‘revolución ciudadana’ que gobernó por una década el país, y otra que representaba políticas gubernamentales libertadoras, empresariales y la reducción del aparato estatal, para estimular el comercio y el crecimiento de la economía del país. Al final del día se impuso la opción libertadora.

Pero en el gobierno, el presidente electo ni fue tan libertador ni tampoco impulsó la reducción del Estado, por el contrario, alimentó su presupuesto con el incremento a los combustibles y sumó una polémica reforma denominada “para el desarrollo económico y la sostenibilidad fiscal”, que más que buscar una solución de la economía puertas adentro, se preocupa por mejorar los indicadores económicos puertas afuera; y, no para futuros inversores, sino para nuestros acreedores internacionales. Con este escenario, el año que viene parecería sombrío, pero es de rescatar que en el 2021 se ha podido percibir una participación activa y crítica de la sociedad, de aquellos que no somos activos en la política, pero con criterio reconocemos los aciertos de las políticas de izquierda y derecha, y señalamos sus desaciertos y en muchos casos, horrores. No podemos ser meros espectadores de la tragicomedia que acontece en el escenario nacional, es necesario que la sociedad se sume como agente de cambio positivo y miremos más allá de nuestro metro cuadrado. La tarea es de todos, pero sobre todo de la juventud, sobre quien pesa una gran responsabilidad, y como dijo el papa Francisco, “están en la obligación de hacer lío”. No debemos permitir que los agentes de transformación sean los mismos caudillos políticos, sindicalistas e indigenistas; pues ya sabemos cuál es el resultado. Existe gente muy valiosa en la academia, en el arte, en la prensa, en las columnas de opinión editorial; pero hay que dar un paso más allá, para dejar de ser críticos y pasar a ser protagonistas del cambio. (O)

Álvaro Eduardo Suárez Delgado, abogado, Guayaquil