Prófugos de la justicia, después de que tuvieron altos cargos públicos bien remunerados y poder, vociferan que son inocentes perseguidos por envidiosos opositores y la prensa corrupta, y son santos inocentes. ¡No tienen vergüenza! ¿Creen que el pueblo es ingenuo, no piensa, no recuerda? ¡Prohibido olvidar!

Toda gente de altas esferas públicas investigada por denuncias de corrupción sale en estampida a otros países porque la acusan ‘injustamente’. Si son inocentes, ¿por qué no se quedan y demuestran la inocencia? El que nada debe nada teme. ¿O el que todo debe todo teme? (O)

Guillermo Ruiz, Salinas