Horror. Cada día es más corrupción, más violencia, más drogas, más delincuencia, más violaciones, más abortos, más políticos y autoridades en coimas, sobreprecios, robos...; más asaltos, más crímenes, más matanzas en cárceles, etc. La maldad sobrepasó a los ataques del coronavirus.

No existe compasión, respeto. Sales a la calle, no sabes si un irresponsable incivilizado te tirará el carro, chocará, porque va apurado, un malvado te puede atropellar ya que va conduciendo patín, bicicleta, moto por tu vereda; rateros te robarán, te darán un disparo; te darán menos vuelto en una compra, te venderán algo con falla, no te darán todos los panes o pastillas que pagaste en caja; una persona energúmena te empujará con la carretilla en el supermercado, te insultará ya que le dices que guarde la distancia, no te apegue la cara en el templo, en el supermercado, en la fila, gritará “de algo vamos a morir”; personas se quitarán la mascarilla con el objeto de toser, estornudar, escupir, botar baba cuando están cerca tuyo. Los niños ven un charco de alcantarilla y brincan en el agua negra salpicando a las personas que van por dicha vereda, mas los padres no les corrigen; en el mall cogen la ropa en las tiendas, las tiran al suelo, y las madres no les educan. Unos padres jóvenes bajan los interiores de sus hijos de 4, 10 años y les aconsejan hacer sus necesidades biológicas en el parqueo, o entrada de un centro comercial, o en la calle arrimados a un bonito vehículo estacionado. Estamos sin valores, sin justicia, sin respeto, en una incivilización. Los adultos, las autoridades, no son buenos ejemplos para las generaciones menores, los niños, adolescentes, jóvenes, que se crían entre corrupción, violencia, falta de valores. (O)

Diego Martínez J., Guayaquil