El honor es uno de los valores de los seres humanos que lo aprendemos en el hogar y los centros educacionales con los docentes. Es sinónimo de honra, respeto, decoro, decencia, conciencia, nobleza, honestidad, consideración, estima, distinción...

El honor es una cualidad moral que nos conduce al riguroso cumplimiento de nuestros deberes, un atributo que alude a la responsabilidad que uno debe tener por sí mismo y ante Dios. Es una característica ligada a la dignidad, la excelencia, al merecimiento, al heroísmo. La honra constituye el reconocimiento social del honor. “Ser honesto consigo mismo es el mejor esfuerzo que un ser humano puede realizar”, Sigmund Freud. Las personas somos merecedoras de respeto, dignidad y reconocimiento; ninguna puede ser materia de intromisiones autoritarias y opresivas en su vida, hogar, comunicaciones ni de atentados ilegales a su honra. Carecen de honor los que cometen actos reñidos a la moral, han caído en ejecución de delitos; los dictadores y tiranos que llegan como redentores y dueños de la verdad y convencen a la gente con engaños, pero luego de sentar raíces son conculcados los derechos de los ciudadanos, toman leyes a su antojo y se convierten en propietarios del Estado; un claro ejemplo de tiranía es de Nicaragua con el gobierno de Daniel Ortega, quien privó de la nacionalidad y pertenencias a 94 personas discrepantes con su régimen y las tildó de traidores, pero él nunca se ha percatado de la viga que lleva en su ojo. Otro caso, que ya lleva un año de guerra, es la invasión ilegal de Rusia a Ucrania. El tema de la honra reviste importancia de rescate de los valores que han colapsado; en relación a la seguridad, la corrupción es en diversas escalas, una es en el sistema judicial que da mucho que desear por falta de ética, debilidad de sus actos y mala conciencia. (O)

José Franco Castillo Celi, psicólogo, Guayaquil