Leo en la prensa el incremento inusitado de las fotomultas por radares en la vía a la costa, y entendí que el problema no era solo mío, sino son demasiados los conductores de vehículos multados con varias infracciones en un mismo día, o en un mes.

Mi actividad me exige desde hace once años viajar semanalmente desde Guayaquil a Machala, y en el último año incrementé mi recorrido a Playas, de General Villamil. En todos estos años no me ha sucedido lo que me ha pasado en las últimas once semanas que comenzaron a llegar a mi correo electrónico fotos de un radar de la ATM (Agencia de Tránsito y Movilidad), con contravenciones por exceso de velocidad. En las dos primeras multas me asombré, ya que no recordaba haber visto titilar la luz en el radar. No soy un as del volante ni me gusta la velocidad, pero es mi palabra contra las fotos del radar; así que tomé mis precauciones en mis continuos viajes semanales, pero para mi sorpresa continuaron llegando los reportes de las multas y así una tercera, cuarta, quinta multas, cada una por $ 127. Extremé mis precauciones y solo viajaba con control de velocidad crucero de mi vehículo, pidiéndole a mis acompañantes que me ayuden a verificar la velocidad en la pantalla del radar. ¡Nunca vimos en el radar el marcado de exceso de velocidad!, pero las multas me seguían llegando una sexta, séptima, octava..., ¡todas las semanas llegaba una multa de tránsito! ¿Será que mi auto tiene un imán para los radares?, me preguntaba. A la novena multa en tan corto tiempo me puse paranoico y pienso que tal vez al radar le gustó no solo mi vehículo sino la placa, que es de la provincia de El Oro. Difícilmente tendré el tiempo para apelar una multa residiendo la mayor parte de mis horas en Machala. ¿Habrá alguna autoridad que constate el correcto y honesto funcionamiento de los radares? ¿O la ATM es juez y parte? El Ecuador entero no alcanza a asimilar el azote de la delincuencia organizada. ¿Debemos asimilar el azote de las fotomultas? (O)

Marcos Parra Rambay, doctor en Medicina, Machala, El Oro