En el centro y sur de Guayaquil es muy difícil tomar un taxirruta que brinde seguridad. Robos, desconfianza en la legalidad del medio de transporte y ausencia de una figura que represente a este tipo de taxismo cuando existe un problema. Sin embargo, hay ciertas razones que ‘obligan’ muchas veces a tomar este medio de transporte, son: necesidad de un servicio rápido en la calle y más acorde con el bolsillo del pasajero.

La inseguridad es la cotidianidad del país. Delincuentes se hacen pasar por taxistas, o por pasajeros. Una solución a esto podría estar orientada a que la ATM –Autoridad de Tránsito Municipal de Guayaquil– exija a los conductores equipos de seguridad y consten de cámaras de vigilancia, botones de emergencia, distintivos que los acredita como unidades seguras, tener sitios dónde estacionarse, someterse a controles de legalidad para funcionar, etc.; de tal manera que estos elementos brinden confianza y soluciones por una problemática que causa incertidumbre al movilizarnos en transporte público. (O)

Karla Elizabeth Alcívar Cedeño, Guayaquil