El miércoles 22 de marzo del presente año, a las 08:00, en el norte de Guayaquil, en la avenida Francisco de Orellana, una camioneta de la ATM –Autoridad de Tránsito y Movilidad– con dos ocupantes, me detienen en media calle a indicarme que las placas de mi vehículo no las había cambiado y que por eso procederían a la retención de mi carro y de mi persona, tratando de que yo me asustara.

Muy descaradamente me indicaron que necesitaban plata, y yo solamente tenía $ 5, este supuesto agente que me hablaba, manifestó que ese pequeño valor (dinero) no podía aceptarme y me tenía que retener, y para evitar eso debería transferirles una cantidad de más de $ 100 para poder dejarme ir. Como vivimos en una ciudad tan insegura, cuando salgo a la calle no llevo ni tarjetas, ni documentos de cuentas, nada, y por eso, como el señor vio que ya no me podía sacar nada más, me dijo que regrese a mi carro y que debajo de mi cédula de ciudadanía le dé los $ 5. Me puse a investigar cuál es la sanción por no cambiar las placas y la multa es $ 127,50, pero el supuesto agente de la ATM vino directo a que le ponga dinero en sus manos amenazando que yo podía ir presa. Rogaría a los directivos de esta noble institución que auditen, controlen, a estos individuos que se aprovechan de las personas, deberían realizar un barrido y sacar a malos elementos que se vuelven igual como los delincuentes. ¡Hasta cuándo vamos a seguir con el abuso de ciertos ‘agentes de tránsito’! Lamentablemente no alcancé a tomar el número de la placa de la camioneta de los supuestos agentes, debido a que estaba tratando de que el señor no me amedrente más con detenerme a mí y mi vehículo. Estamos en un Ecuador inseguro, realmente no se sabe con quiénes hablamos. La ATM debe tomar cartas en el asunto, no pueden malos elementos desprestigiarla. (O)

Karina Giselle Hidalgo Loffredo, licenciada en Periodismo, Guayaquil