Hace varios años se creó la Secretaría de Control de las Invasiones, cuyos directivos hicieron una aceptable labor en este sentido, especialmente en Guayaquil, donde se pusieron límites a esta ilícita y demagógica acción y paralelamente se construyeron lotes de viviendas populares para evitar el tráfico de tierras en los sectores marginales de la ciudad, pero lamentablemente fueron descuidadas por las autoridades, convirtiéndose hoy en día en zonas peligrosas donde tienen asidero la delincuencia y el microtráfico de drogas.

Pero en los últimos tiempos, los traficantes de tierra nuevamente han aparecido y según denuncian medios de comunicación, venden ilegalmente lotes en tierras del Estado o en sectores de alto riesgo a personas que no poseen viviendas, propiciando la creación de cinturones de miseria alrededor de Guayaquil, especialmente en el noroeste, explotando a la gente pobre que requiere un lugar donde construir una casa.

Ante esta anómala y perjudicial acción, las nuevas autoridades municipales deberán trabajar conjuntamente con el Gobierno central para evitar la proliferación de invasiones de tierras, muchas lideradas por traficantes que tienen respaldo de políticos demagogos. (O)

Publicidad

José Gorotiza Véliz, periodista y educador, Guayaquil