Guayaquil es tierra de nadie, y la ciudadela Urdesa está en número uno en desorden del tránsito, no se ve a un solo agente de la ATM, antes estaban a la caza de los conductores que se estacionaban junto a los controladores de parqueos (parquímetros) viendo si ponían las monedas; ahora no hay uno controlando a los conductores de carro que se estacionan en doble columna porque sus acompañantes se bajan a heladerías, restaurantes, farmacias..., a comprar y los esperan con el carro detenido en la vía, obstaculizando el tránsito.

Tampoco hay un vigilante, que detenga y se lleve presos y multados a repartidores de productos, jóvenes vagos, vendedores ambulantes, mujeres y tipos irresponsables; que usan las veredas para rodar en motos, bicicletas, triciclos, patines, monopatines, patinetas eléctricas, a una velocidad de locos. Pasan rozando a las personas que caminan, asustan y les provocan caídas. No dan disculpas, se largan, no ayudan a las víctimas. Es peligroso caminar por las veredas, también porque las aceras están llenas de carros de clientes afuera de los locales; camiones desembarcan productos en los negocios, etc. Guayaquil es de nadie. (O)

Íngrid Matovelle, Guayaquil

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