En cada campaña, los candidatos repiten de memoria que van a ‘mirar al agro’, pero cuando llegan a los cargos, su mirada se distrae. En el mejor de los casos, adoptan medidas parches.

El sector bananero, por ejemplo, se sigue debilitando por políticas que no promueven la competitividad. Esperábamos que el 2022 sea un año de recuperación económica, luego de un complicado 2021 en el que la industria decreció 5,19 % en términos FOB. Sin embargo, los problemas se agravaron cuando comenzó la guerra en Ucrania. Esto se debe a que Rusia y Ucrania recibían el 25 % del banano ecuatoriano, es decir que se dejaron de enviar a estos destinos 500.000 cajas semanales, entre las semanas 8 y 18 del 2022; llegando a tener una pérdida estimada de 5,46 millones de cajas hasta la semana 27 del mismo periodo. Esto representa cerca de 44 millones de USD FOB. Por otro lado, los ya elevados costos de insumos en 2021 como cartón, papel, plástico, y fertilizantes también sintieron el impacto. Cerca de 25.000 hectáreas se han perdido en 2022, lo cual implica que cerca de 25.000 personas perdieran su trabajo en la industria bananera. A ese entorno se sumó el alza salarial.

Como representantes de la industria hemos luchado internacionalmente para que los incrementos de los costos sean reconocidos por los supermercados internacionales y los compradores, como sucede con otras frutas y hortalizas. Pero los mercados internacionales no los reconocen.

La crisis de nuestro sector implica una crisis social inminente porque desempleo e inseguridad van de la mano.

El próximo semestre pinta mal. Los picos en la producción de Colombia, Costa Rica y Guatemala, la caída de nuestra producción local por la falta de cuidados fitosanitarios a causa de la crisis económica, la asfixiante carga fiscal, la revaluación del dólar, el efecto directo de la inflación en nuestros mercados, la pérdida de competitividad y la temporada baja de consumo que se inicia en agosto por el verano, en la que la compra de la fruta cae cerca del 30 %, nos hacen prever un escenario de recuperación complicado. La pérdida acumulada aproximada que espera tener el sector es de $ 405 millones FOB. Esto corresponde a los $ 185 millones que se dejaron de percibir el 2021 y a los $ 220 millones que se espera dejar de percibir este 2022.

Para asegurar el crecimiento del sector a largo plazo debemos tomar acciones coordinadas con los ministerios de Agricultura, Comercio y Finanzas. Es necesario trabajar conjuntamente con el SRI contra la informalidad y, además, derogar las resoluciones que afectan la competitividad del sector. Es importante viabilizar la reglamentación del drawback. Debemos promover la eliminación del ISD para los insumos y servicios logísticos necesarios para las exportaciones. Además, es prioritario reducir la presión del mal llamado impuesto a la renta único del sector bananero y disponer que se pague a finales de año.

No le pedimos ayuda al Gobierno, sino que invierta y reduzca la presión para hacernos competitivos. Esto no es gasto, sino inversión que se recupera vía impuestos. Nuestro sector mantiene aún una gran expectativa para que ese Ecuador de oportunidades se concrete. (O)