Con eso, con 821 votos, el Sr. Leonidas Iza ganó la presidencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). El segundo candidato en orden de preferencia obtuvo 287 votos y el tercero, 153 votos. No deja de sorprender que con esos 821 votos se pretenda representar a todas las nacionalidades indígenas del país que por muy reducido que sea su número (no pasan del 7 % de la población ecuatoriana) sigue siendo un segmento importante y que difícilmente puede verse representado por tan escasos votos. Desde siempre el sistema de representación indirecta ha sido considerado poco democrático, por decir lo menos. ¿Representa realmente la Conaie a toda la población indígena? ¿Puede alguien con 821 votos reclamar esa representación y erigirse en el único representante de ese sector de la población del país? Estas y otras preguntas parecerían triviales de no ser por las acciones que tanto el Sr. Iza como la organización que él ahora representa han adoptado en el escenario nacional y la escasa atención que se le ha dado a esto. Está claro que la Conaie no representa al Ecuador, sino a un segmento muy reducido de su población. Está también claro que buena parte de ese segmento ha sido históricamente discriminado, una situación que debe ser superada tanto por la sociedad como por el Estado. Pero de allí hay un abismo al creer que ese cuadro puede legitimar las acciones que dicha organización y el Sr. Iza permitieron o auparon, aunque sea de forma indirecta, para romper el orden constitucional el pasado octubre de 2019, destruir la capital, incendiar el edificio de la Contraloría General y en particular sus archivos sobre responsabilidades, interrumpir el servicio de agua a Ambato, sembrar el terror, obligar a miles de sus miembros a salir a marchar so pena de ser castigados, acosar a los obreros de las plantaciones de flores, cerrar carreteras y poner trampas mortales a los motociclistas. Y todo ello para favorecer el subsidio de combustibles del que se benefician fundamentalmente los narcotraficantes y los contrabandistas de altamar.

¿Tienen acaso la Conaie y el Sr. Iza una corona para hacer lo que hicieron en 2019 y seguir muy tranquilos y orondos? ¿Han resarcido al Estado ecuatoriano por las pérdidas económicas que se provocaron hace dos años y que se cuentan en miles de millones de dólares? ¿De dónde vienen sus privilegios? Y es que desde un tiempo acá muchos dirigentes indígenas no han ocultado una visión ideológica incompatible con los postulados de una sociedad democrática en la que todos, indígenas, negros, mestizos, blancos, mujeres, varones, ateos, creyentes, educados o no educados, campesinos o no, todos tenemos el derecho al pleno desarrollo de nuestra personalidad (esa búsqueda de la felicidad que heredamos de la Ilustración) en un marco de seguridad y libertad. Por muy respetable que sean las aspiraciones, el movimiento indígena no puede pretender imponerse por la fuerza al puro estilo del fascismo.

El Sr. Iza con sus 821 votos y el movimiento indígena han demostrado no ser leales a la democracia y han incurrido en graves infracciones a la ley. La pregunta es si eso va a ser tolerado por el Estado y por la clase política. Una clase que con pocas excepciones se caracteriza por su ceguera e hipocresía. (O)