Dejemos momentáneamente a un lado los aspectos ideológicos que nos separan en este país. Nos toca hablar de aquellas situaciones que deben enfrentar las autoridades municipales electas y que deben ser tomadas en cuenta y enfrentadas, pues estas nos afectan a todos, sin importar las simpatías políticas que profesemos.

Guayas es la provincia con más instituciones educativas afectadas por la temporada de lluvias

Queda claro que las condiciones climáticas se están volviendo más impredecibles en nuestro país. Costa, Sierra y Oriente han pasado por lluvias torrenciales. Vimos la proximidad de un ciclón en el Pacífico sudamericano, que afectó las condiciones meteorológicas en Ecuador y Perú. Presenciamos nubes en formación de espiral frente al golfo de Guayaquil. Los principales balnearios padecieron oleajes no vistos en mucho tiempo. Guayaquil y Durán padecieron inundaciones que se extendieron por cuadras. Agreguemos a eso los derrumbes en las carreteras entre Costa y Sierra, un puente colapsado en Montalvo y el hielo que apareció en la parte alta del camino entre Colta y Pallatanga.

18 fallecidos, 14.000 personas afectadas y 7 cantones en emergencia provoca hasta el momento el invierno en Ecuador

La predictibilidad del clima se vuelve cada vez más incierta, y el impacto que tienen estas anomalías afecta a más personas. Los alcaldes deben empezar a realizar verdaderos planes de contingencia y dejar a un lado separaciones políticas para poder coordinar con las autoridades nacionales.

Los alcaldes deben empezar a realizar verdaderos planes de contingencia y dejar a un lado separaciones políticas.

Veamos el caso de Guayaquil. La Administración saliente hizo un Plan de Uso y Gestión de Suelo que solo puede ser calificado como “verborrea”. Montones de textos, planos y tablas que no dicen nada. Un burdo esfuerzo que no da directrices para regular la planificación de la ciudad en los próximos doce años, sino que se queda en la mera descripción de lo existente. En ningún momento, el mencionado documento hace estudio alguno sobre riesgos de inundación. Tampoco se dispone de condicionantes de crecimiento que se basen en las proyecciones que definan las zonas de mayor riesgo. Eso implica que tampoco existen definiciones de zonas seguras, donde resguardar a la población en caso de ser necesario.

Las Administraciones anteriores se han limitado a decir que las inundaciones son algo normal, que debemos aprender a vivir con ellas, que las mareas tienen más impacto que cualquier obra de contingencia que pueda hacerse; como si Londres o Ámsterdam tuvieran que vivir con semejante resignación.

El problema de las inundaciones en Guayaquil se viene a mediano plazo. Los sistemas de aguas lluvias de la ciudad están caducos en gran parte de su extensión. A eso agreguemos que la cuenca del Guayas sigue perdiendo caudal a causa del incremento de su sedimentación acumulada. Cada vez más aparecerán sectores de la ciudad que se inundan, y la cota de inundación irá en aumento.

Esto no es un problema exclusivamente municipal, por ser algo que afecte a Guayaquil. Tampoco se trata de un problema exclusivamente de la Prefectura, por involucrar al río Guayas. Lo que se viene es un problema de carácter nacional. Eso solo lo descubrirán cuando la infraestructura del puerto que maneja el 80 % de las importaciones y exportaciones se vea afectada.

Comiencen desde ahora a pensar algo al respecto. (O)