El nuevo canciller ha formulado algunas metas que quiere alcanzar en el ejercicio de su función. Me refiero a las que expresó en Hora 25, en Teleamazonas, con Andrés Carrión, el domingo último, y en declaraciones generales al día siguiente.

Empezaré por decir que en la del domingo, cuando se hizo mención a aspectos de las islas Galápagos, y a otros temas marítimos, no se hizo una referencia expresa a algo esencial: el adelanto de los trabajos científicos para alcanzar el reconocimiento por parte de la Convemar de la extensión de la plataforma continental submarina, más allá de las doscientas millas marítimas. El plazo original, de diez años, se cumple en el presente año, en septiembre. No conozco si la Cancillería ha obtenido una prolongación formal de este plazo, porque en lo que queda del año no es posible realizar los trabajos científicos necesarios, y, además, no disponemos de los medios necesarios, concretamente de un buque oceanográfico. Hace pocos meses, el Ministerio de Defensa canceló la licitación para la adquisición de un buque de esas características, y no se ha informado cómo se proyecta realizar esos trabajos. Es necesario que el Gobierno –la Cancillería y el Ministerio de Defensa– le informe oficialmente al país de las decisiones que ha adoptado para cumplir con esta demanda de la soberanía nacional, que conlleva, en el futuro, la exploración, investigación, explotación, de posibles inconmensurables riquezas que contenga la plataforma continental, la extensión soberana sobre ella. Es la Cancillería la principal responsable de las negociaciones con la Convemar.

Entre sus metas, el canciller tiene las de alcanzar tratados de libre comercio con países de varias latitudes. Dentro de esa órbita comercial está la obtener el ingreso a la Alianza del Pacífico, que, al momento, tiene que pasar la valla previa de un Tratado de Libre Comercio con México, para lo que, al parecer, existen dificultades en relación a productos vitales para nuestro país, como el camarón y el banano. No hay que echar en saco roto el que, a más de México, el Perú y Chile tienen hoy gobiernos de izquierda, y, probablemente, ocurra lo mismo en Colombia en las cercanas nuevas elecciones, por lo que habrá que actuar con mucha cautela para no provocar reacciones adversas de orden ideológico. Sería muy oportuna y conveniente la concurrencia del presidente Lasso a México para el traspaso de la presidencia de la Alianza del presidente Duque al presidente López Obrador.

Por las declaraciones de Cancillería no existe en los Estados Unidos, con gobierno demócrata, voluntad para la celebración de un Tratado de Libre Comercio, y de lo que se trataría es de obtener facilidades para el ingreso a ese mercado de nuestros productos, sin aranceles.

El presidente Lasso anuncia que visitará China en febrero para suscribir una carta de intención de celebrar un Tratado de Libre Comercio, y a obtener mejores términos para el pago de los préstamos de esa gran potencia. Hace bien el Gobierno en desconocer la elección de Ortega y su mujer para la Presidencia y Vicepresidencia de Nicaragua. La OEA desconoció esas elecciones por fraudulentas. (O)