La evolución tecnológica ha cambiado no solo la concepción de la ciencia, sino que ha evolucionado la manera de ver y entender la vida cotidiana. En un inicio la tecnología apuntaba a realizar tareas complejas y de gran esfuerzo para el ser humano, precautelando su integridad, pero sobre todo supliendo lo que sus capacidades físicas no eran capaz de realizar. Posteriormente, la tecnología se basó en realizar tareas lógicas, mejorando de esta manera la precisión y por ende la calidad de los productos finales. Un siguiente paso fue realizar tareas rutinarias que ya no incluían solo aquellas que conllevan un gran esfuerzo, sino aquellas bastante simples como colocar un tornillo, pero de manera más rápida, es decir, con una mayor velocidad se lograba un mayor volumen de manufactura y por lo tanto mayores ganancias. Posteriormente, la tecnología no solamente diseñaba o manufacturaba, sino que se extendía a la planificación de rutas, mercados, ventas, inclusión de potenciales clientes y demás. Han sido décadas en las que el sector comercial y la industria han venido usando la tecnología y la generación de datos de clientes y proveedores para aumentar sus ventas y suplir de cierto modo el capital humano.

De la misma manera muchos Gobiernos y países han incluido el análisis de datos para combatir la delincuencia, de forma que se pueda suplir la carencia de recursos en los cuerpos policiales o las fuerzas armadas. En países como el Ecuador, que está en vía de desarrollo es todavía una utopía pensar que una aplicación de software y la interconectividad de bases de datos nos generarán una solución instantánea para combatir la violencia, delincuencia y demás delitos que tienen en zozobra a la sociedad.

Analicemos algunos casos en los que se ha usado la tecnología para ayudar a combatir la delincuencia; por ejemplo mediante la detección automática del comportamiento anormal y amenazas en espacios públicos en el programa Adabts, en los Estados Unidos, se ha logrado analizar en tiempo real el tono de voz y el lenguaje corporal de individuos sospechosos detectados aleatoriamente y de este modo lograr ganar un minuto de tiempo antes de que se cometa el delito, ventana temporal valiosa para la respuesta policial. Cabe recalcar que este análisis no lo realiza un humano, sino que lo ejecuta un software. Otro ejemplo a nivel internacional es el Proyecto Oddisey, que incorpora toda la información relativa a las armas y municiones que los delincuentes utilizan en cada lugar de Europa.

Así, han detectado que cada lugar tiene un patrón distinto en cuanto al uso de armas, de forma que resulta fácil rastrear el origen de las bandas. También se encuentran correlaciones entre el uso de una serie de tipos de armas y el perfil de los criminales. Por ejemplo, la policía suiza distribuye sus patrullas utilizando un software basado en patrones cuyo algoritmo compara los casos de robo ocurridos y define zonas de riesgo. Necesitamos un líder que implemente estos esquemas para lograr una acción policial más eficiente que nos permita suplir la falta de recursos tanto técnicos como humanos y mejorar la eficiencia policial. (O)