El mínimo avance logrado en el encuentro entre el Gobierno y las organizaciones sociales podría producir una carambola a más de tres bandas. En un lenguaje algo anticuado, se diría que se puede alterar la correlación de las fuerzas políticas. Al reconocer —aunque sea a regañadientes— que hubo acuerdo en tres puntos, el presidente de la Conaie congeló momentáneamente el conflicto que amenazaba con fuertes repercusiones sociales y políticas. Como en el juego de billar, es muy probable que ese reconocimiento produzca cambios en las posiciones de varios actores, especialmente dentro de la Asamblea.

Un primer efecto en ese sentido seguramente se sentirá en la bancada legislativa de Pachakutik. El temor a una ruptura con la Conaie le empujó a ese partido a someterse al radicalismo de Leonidas Iza, lo que terminó por situarle en un lugar muy alejado del centro. Con ese desplazamiento puso en riesgo el apoyo de los sectores medios urbanos que, desde posiciones más moderadas, fueron determinantes para lograr la mejor votación de su historia. Además, al situarse en ese lugar únicamente podía contar con el correísmo como aliado que, tarde o temprano, lo habría devorado. Pachakutik no tiene la fuerza ni los recursos para mantener un mínimo grado de autonomía con un compañero de esa naturaleza. Es probable que la aceptación de Iza haya sido forzada por la débil dosis de realismo que provenía de un sector de la bancada de ese partido.

Posiblemente, la Izquierda Democrática recibirá también el efecto de la carambola. En las últimas semanas ya hubo señales de una saludable pérdida del entusiasmo infantil que le afectó a partir del inesperado éxito en su votación. La sensación de sentirse el socio menor en la alianza con Pachakutik y el temor a que se le califique como derecha democrática le impidieron advertir el efecto que podía tener la cercanía de los sectores más radicales del espectro político. La certeza de que por ese camino iba directamente a convertirse en el socio bobo de la aventura golpista llevó a varios de sus integrantes a revisar esas posturas. Su reunión con el presidente de la República fue el resultado de esa reconsideración. La apertura de las organizaciones sociales al diálogo seguramente fortalecerá esa tendencia.

Hay otros efectos que se desprenderán de la jugada iniciada en el Palacio de Gobierno. Entre esos están los cambios que seguramente se van a observar en algunos integrantes del Partido Social Cristiano (que ya dieron muestras de alejamiento de la propuesta golpista), así como en las mismas organizaciones sociales. En estas últimas está la clave para entender las razones que tuvo el presidente de la mayor organización indígena para dar la tacada que puede provocar la carambola múltiple. Hay que recordar que, además de la Conaie, en la reunión participaron también otras organizaciones indígenas y las centrales sindicales. La mayoría de esos colectivos se había manifestado contraria a seguir la ruta que llevaba a la desestabilización, básicamente porque ello abría la puerta a un futuro que de ninguna manera les habría resultado favorable. Esto le obligó a Iza a asumir —contrariando su pregón por el estallido— los acuerdos. Seguramente, debe verlos como una derrota y se aferrará al argumento sin bases del precio de los combustibles.

(Lectura recomendada para él: https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/latinoamerica-empieza-a-sentir-los-efectos-del-desabastecimiento-mundial-nota/?modulo=lo-ultimo&plantilla=home).

(O)