Cuando un barco está por zarpar existen diversas maneras de desearle buena suerte. Una, es deseando que todo vaya viento en popa. Otra, es que tenga vientos favorables, es decir, que las olas los acompañen. Así mismo, hay muchas supersticiones alrededor de un barco zarpando. Algunas sugieren que no se puede zarpar un martes o un viernes, que no se puede cambiar el nombre de un barco que ya ha sido bautizado y que al bautizarlo hay que lanzar una botella de champán contra el costado del casco. El ritual de lanzar la botella consiste en que, si la botella se rompe, el barco no tendrá problemas en su navegación, pero si esta no se rompe, el barco corre peligro. Aunque suene supersticioso, cuenta la historia que la empresa dueña del Titanic no realizó esta ceremonia en su bautizo.

Aunque siempre se desea que todos los elementos naturales sean a favor de la embarcación, y que nada obstaculice el viaje, lo cierto es que los buenos marineros no se forman en aguas calmas. Enfrentando tormentas y superándolas es como uno se convierte en un buen capitán. Lo mismo se aplica a nuestra vida fuera del agua. Reflexionando sobre esto me viene a la mente la cualidad de la perseverancia. Aquello que nos lleva a cumplir los objetivos que nos proponemos hasta alcanzarlos así nos tome años. La perseverancia no es algo externo, no es una fuerza exterior que nos empuja hacia lo que queremos. Por el contrario, es una cualidad interna resultado de nuestra voluntad y constancia. Estoy segura de que todos en algún momento de nuestra vida hemos alcanzado eso por lo que hemos luchado. Y, como siempre, ejemplos de perseverancia se hacen evidentes en el mundo natural.

Las tormentas golpearán contra nuestro barco en nuestro viaje, eso es inevitable. Depende de nosotros ser buenos capitanes...

Las hormigas son un excelente ejemplo de perseverancia. Ellas siguen el camino en fila y si hay algún obstáculo o si algo interrumpe la formación, ellas van a continuar su camino. Las hormigas obreras trabajan sin descanso por el bien del hormiguero y asimismo las guerreras lo defienden. Es la constancia en sus labores lo que permite el éxito de la colonia. De igual manera está el caso de las abejas. A mí me llaman la atención las arañas, sobre todo aquellas que tejen complejos patrones en su telaraña. Las arañas continúan tejiendo y reforzando su obra, sin embargo, si algo destruye su telaraña, ellas inmediatamente construyen otra desde cero. Esta perseverancia en la construcción y mantenimiento de su telaraña es lo que les permite encontrar alimento y mantenerse alejadas de depredadores. Todos hemos escuchado la historia de la liebre y la tortuga. La tortuga es el perfecto ejemplo de la perseverancia. Lenta pero segura nunca abandonó el camino ni se detuvo y ganó la carrera llegando a la meta antes que la veloz liebre. Ejemplos así existen muchos, las plantas también son ejemplo de constancia y trabajo duro. Les dejo reflexionar sobre más ejemplos.

No podemos manipular los elementos naturales a nuestro favor. Las tormentas golpearán contra nuestro barco en nuestro viaje, eso es inevitable. Depende de nosotros ser buenos capitanes y perseverar para mantenernos a flote, sin olvidarnos de agradecer y disfrutar cuando navegamos por aguas calmas. Buen viento y buena mar. (O)