La presencia del SARS-CoV-2 ha superado los 365 días, con su primer caso confirmado en febrero del 2020 y su primera muerte en marzo del 2020. En el Ecuador, desde la aparición del COVID-19, nos deja como saldo cerca de 17.000 personas fallecidas, más de 300.000 infectados y cerca de 6.300 vacunados en la fase cero del plan de vacunación. Estas cifras, como es de conocimiento público, no están ni siquiera cerca de la realidad de muertos e infectados en el país, no obstante son consideradas oficiales y son las que la historia recordará para evaluar el manejo de la crisis sanitaria. Ahora bien, será más sencillo ver estos valores en cifras porcentuales y compararlos con el resto de países de la región.

Con más de 17 millones de habitantes, tan solo el 0,0358 % de la población ha sido inmunizado en la fase cero del pan de vacunación, entre los cuales no todos han sido médicos, personal de primera línea o personas seleccionadas por su grado de vulnerabilidad. Si nos vemos a nivel de Latinoamérica, Chile lleva cerca del

13 % de su población ya vacunada, y le siguen en la lista Panamá, Brasil, Costa Rica, Argentina, República Dominicana, Colombia, México y otros países, es decir, el Ecuador está dentro de los peores países en el manejo de la compra y administración de las vacunas.

Podemos ver cómo Chile lleva 79 días vacunando, y Ecuador lleva 51 (al 14 de marzo aproximadamente), pero la diferencia de población vacunada es abismal. En este punto nos caben las siguientes interrogantes: ¿Por qué el personal de limpieza de los hospitales públicos no se vacunan y sí los miembros de la lista vip? ¿Cuántas personas han muerto en sus casas por la poca capacidad hospitalaria?

Sin embargo, centrémonos en la fecha actual, y es que según las cifras de las fuentes oficiales del Ministerio de Salud Pública del Ecuador, desde el 1 de marzo de 2021 hasta el 15 de marzo del mismo año, los fallecidos por el COVID-19 ascienden a cerca de 500 personas y la capacidad hospitalaria está cerca de estar ocupada al 100 %. Pero este no es el peor de los males, pues si se consigue ingresar a un hospital público, el coste de la receta más básica para la sedación por día para pacientes que deben ser intubados es de cerca de 107 dólares. Este valor corresponde a 2 ampollas de midazolam de 50 mg, 4 ampollas de fentanilo y 3 ampollas de bromuro de rocuronio, esto fuera de los antibióticos y demás medicamentos necesarios que en caso de ser adquiridos por los mismos pacientes pueden tomar valores totales de 200 a 300 dólares diarios por receta (solo medicación). Esto representa en el mejor de los casos el 50 % del salario básico por día. Literatura relacionada con los pacientes ingresados a UCI nos habla de que el promedio de intubación por casos de COVID-19 es de 16 días, es decir, necesitaríamos 8 salarios para tan solo cubrir la medicación. Gastar 3.200 dólares en 16 días en un país en el que para enero del 2021 tan solo el 34 % del país posee un empleo adecuado, y en el cual el 32 % de personas vive con menos de 2,80 dólares diarios, es simplemente penoso.

Ya van más de 365 días, ¿y la solución es una web, cuando según el INEC menos del 50 % del país tiene acceso a internet? (O)