Yaku Pérez con la razón que le da la duda ha solicitado un recuento de votos en Guayas, Manabí, Los Ríos y El Oro. Puede que la ley no le conceda el derecho, pero tiene la razón. Se la otorga la imprudencia del Consejo Nacional Electoral, deliberada o no. Conociendo la existencia de un empate técnico, sumamente cambiante en uno u otro sentido en minutos, entre él y Guillermo Lasso, es cuestionable que el ente electoral haya hecho públicos los porcentajes provisionales resultantes del conteo rápido, despertando expectativas triunfalistas en Pérez, que la realidad numérica posterior –sin que él lo acepte– y el paso de los días ha desaparecido.

Las acusaciones de fraude sin pruebas y la de colusión entre las autoridades electorales con el otro candidato de Pérez resienten entre sus partidarios los sentimientos de unidad en el propósito común de vencer al candidato del correísmo, en peligro ante una negativa a las aspiraciones verificadoras de Pérez.

Deberían ser los dos candidatos los que consoliden su unidad con la verdad numérica irrefutable del recuento de los votos solicitándolo ambos al CNE, despejando cualquier duda acerca de irregularidades pasadas que hubieran podido existir en dicha labor, prosiguiendo unidos con Xavier Hervas en la lid electoral, tal como lo promete Yaku Pérez en caso de que acepten su pedido.

Los tres han ganado una batalla muy importante, pero no la guerra. El adversario está atento. El combate decisivo será la segunda vuelta. Los tres comparten este objetivo común y se encontraban ya comprometidos y alineados a derrotarlo igual que lo hicieron el 7 de febrero. Con una similar respuesta ciudadana quedarán a salvo la democracia, nuestra libertad y la dolarización. Sería imperdonable que este propósito se extinga debido a su eventual dispersión.

Lección de amor patrio inculcada por Olmedo, que viene al caso hacer presente, la constituyen un millón seiscientos mil integrantes de la tercera edad y adultos mayores, algunos de más de 90 años. Estando exentos de la responsabilidad legal de este deber cívico cumplieron con la Patria en las urnas con su única arma, sin importarles el riesgo sanitario mortal como grupo altamente vulnerable al contagio del COVID-19. Seguramente habrá muchos caídos en este combate. La Patria sabrá agradecerles su sacrificio. Ojalá hagan otro tanto los candidatos.

Esperemos y aceptemos los resultados del recuento. El electo ganador enfrentará a Arauz, hermanando a todos los ecuatorianos en la lid final del 11 de abril. Triunfará, para que prime una justicia social equilibrada, que permita el estudio, incentive el trabajo, proteja a la familia ecuatoriana en toda su diversidad y al medioambiente.

Somos una gran nación. Hemos demostrado ser una nación decidida. Somos una nación que no puede ser intimidada por los perversos. Debemos estar resueltos a no soportar yugos ni prestar oídos a cantos de sirena. Solo nuestro trabajo y sacrificio será el único medio de una vida digna en libertad sin esperar dádivas inmerecidas. Vivamos siempre con las armas de la democracia en las manos, atentos para defender nuestra libertad. (O)