El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, informó hace pocos días que se ha aprobado una resolución para dar paso a la chatarrización de 10.000 fusiles AK-47 que fueron donados por China al Ecuador en el 2016. Las armas llegaron y fueron almacenadas en Guayaquil. Se esperaba capacitar al personal militar sobre su uso y, luego, distribuirlas a diferentes destacamentos. Sin embargo, en el 2017, antes de dar paso al uso y repartición, se pidió una evaluación técnica del Grupo Especial de Operaciones y de la empresa pública Santa Bárbara. Los informes detallaron que las armas tienen problemas en los disparadores y no tienen seguro. Esto generaría graves riesgos para los militares ecuatorianos. Además, y esta es la cereza del pastel: las armas fueron diseñadas para uso únicamente de zurdos.

Del pastel he hablado más de una vez, pero lo voy a recordar porque ese constante lloriqueo por soberanía cada vez que se menciona al FMI parece nublar la memoria respecto de los préstamos chinos. El Banco de Desarrollo de China otorgó 12 créditos por una suma de $ 8.000 millones. De esta cantidad, $ 7.000 millones fueron adquiridos a través de líneas de crédito condicionadas al pago en petróleo. Los otros $ 1.000 millones, entregados en el gobierno de Lenín Moreno, fueron en mejores condiciones y ya que no comprometían petróleo.

El Eximbank de China otorgó ocho créditos de $ 3.500 millones. El Banco de China otorgó otro por $ 167 millones y, junto con Deutsche Bank de Hong Kong, otorgó tres créditos por $697 millones. De ambas instituciones, la idea era financiar infraestructura construida por empresas chinas. Finalmente, el Banco Industrial y Comercial de China otorgó dos créditos de $ 1.100 millones, suscritos directamente por Petroecuador, como deudor. Todo esto con un servicio de deuda absurda y mientras teníamos los ingresos petroleros más altos de la historia. Tan irrisorio como los fusiles AK-47 para zurdos.

Con respecto a la reestructuración de la deuda, se presentó en julio del año pasado la Solicitud de Consentimiento, la cual fue aceptada por el 98,5% de los tenedores de deuda del Ecuador. Bajo la propuesta de reestructura ecuatoriana, aproximadamente el 98,5% del monto vigente fue intercambiado por tres nuevos bonos que suman $ 15.563,4 millones. La propuesta de negociación contempla un plazo de 6,1 a 12,7 años. El nuevo bono más largo vence en 2040.

En comparación con la reestructuración de los tenedores de bonos, la reestructuración de la deuda con China parece una burla. El 16 de septiembre del año pasado se acordó reestructurar un tramo de la deuda de $ 474 millones con el Eximbank. Esta se suma a lo alcanzado con China Development Bank (CDB), en agosto del 2020, con lo que el Ecuador no tendrá que realizar pagos durante los próximos doce meses al CDB por $ 417 millones. Los chinos no alteraron las condiciones originales. Y recordemos que China hizo estos préstamos condicionados a contratarse a ellos mismos y a comprar sus insumos para la construcción de obras.

Esta deuda, igual que los fusiles, fue diseñada para uso de un selecto grupo de países zurdos. Ojalá también pudiéramos chatarrizarla. (O)