El 18 de abril pasado este Diario acogió un artículo de mi autoría en que invocaba, al entonces electo presidente Lasso, su directa intervención para evitar que el hongo fusarium devore las plantaciones bananeras, ahora observamos que ese clamoroso llamado ha sido escuchado con fervor patriótico por el mandatario, habiendo elevado su prevención, detección y combate a la categoría de pandemia o al mismo nivel de preocupación del desastroso COVID y a la directa participación del Centro de Operaciones de Emergencia, COE, lo cual implica un constante seguimiento a las acciones estatales.

Ahora el peligro es mayor para el país, pues ya toca las puertas de entrada por la permeable frontera sur, existente no solo en un pequeño foco de 0,5 hectáreas como se minimizó inicialmente, sino que son 80 fincas tomadas por el poseído flagelo, con tal agresividad que para dentro de un año todas las áreas bananeras peruanas habrían sido contaminadas, facilitando su avance la difícil conformación de las plantaciones de pequeños agricultores que riegan por inundación, medio óptimo de difusión. El sur de Ecuador está también poblado de cultivos de la musácea en reducidas cabidas, agrupadas una a lado de otras, sin delimitaciones precisas, que obstaculiza aplicar eficaces medidas de cuidado.

Con el demostrado y pleno apoyo presidencial y del Estado en su conjunto, estamos seguros de que se proveerá de suficientes recursos que reclaman a gritos desesperados instituciones como Agrocalidad, a la que se ha vetado lo requerido para programas cautelares, siendo fundamental recuperar el tiempo perdido con certeras decisiones de prevención que siendo necesarias terminan vencidas por el destructor, conforme ejemplos vividos en regiones asiáticas y, para nuestro pesar, en la hermana Colombia, que lucha afanosamente por evitar su disgregación con inversiones públicas y privadas de imposible acceso para nuestros campesinos.

Pero, paralelamente, hay que acudir a la biotecnología no transgénica para encontrar, a partir de la actual variedad Cavendish, una solución precisa que neutralice la enfermedad, manteniendo las bondades organolépticas de esa acreditada y predilecta fruta de exportación, sin correr el riesgo de introducción precipitada e ilegal de materiales supuestamente resistentes que podrían portar microbios exóticos ajenos a nuestra naturaleza. Se debe incluir en los estudios verificar si el plátano barraganete es también susceptible al mal, porque hasta ahora no se ha demostrado ese hecho que, de descartarse, abriría una gran perspectiva de desarrollo para ese cultivo, básico para la alimentación del pueblo citadino y campesino y enorme generador de divisas, con una demanda siempre creciente, ya no exclusiva del limitado mercado nostálgico.

Enhorabuena que el presidente haya asumido la supervisión de los planes que el Estado emprenderá para detener al maligno artero, confiamos que dispondrá dotar a las instituciones oficiales, de cómodos presupuestos operativos para acometer tremendo desafío, que estarán apuntalados, no lo dudamos, con aportes que deben hacer todos los segmentos de la fructífera cadena bananera. (O)