El Gobierno presentó el Plan Nacional de Desarrollo (PND), documento que por su naturaleza es de carácter político. Allí esperaríamos ver claramente reflejada la orientación política del Gobierno, su visión de país a largo plazo y sus propuestas de reformas. Si bien la introducción empieza con una cita de Ayn Rand, y el documento contiene citas de liberales como Milton Friedman, Frédéric Bastiat, entre otros, no hay en el documento propuestas de reformas que nos lleven hacia “Un país próspero, con una democracia liberal plena, regida por el Estado de derecho”.

Desde el Foro Libertad y Prosperidad, decenas de académicos, economistas, empresarios hemos venido proponiendo desde el año pasado en distintos foros cinco reformas fundamentales: (1) reducción del tamaño del Estado y de la carga tributaria; (2) flexibilidad laboral para facilitar la creación de empleo formal; (3) eliminar el monopolio estatal de la seguridad social y crear un sistema de capitalización individual donde los trabajadores tengan libertad para elegir quién administra sus ahorros; (4) la internacionalización del sistema financiero, para aumentar la oferta de crédito y bajar las tasas de interés; y (5) la apertura comercial para que los ecuatorianos se puedan beneficiar de la división internacional del trabajo.

Cuando acordamos estas ideas el año pasado, era poco probable que llegara al poder Guillermo Lasso, quien en su plan de campaña 2021 coincidía con varias de estas propuestas. Por ejemplo, en el plan de campaña se propone un sistema paralelo de seguridad social financiado con ahorro privado y la coexistencia de este con el sistema de reparto. En cambio, en el PND no hay mención de reforma alguna al sistema.

También se repiten errores que recuerdan tiempos oscuros del pasado en los que el Gobierno utilizaba la excusa de defender la dolarización para imponer una serie de barreras al comercio y a los flujos de capitales. Por ejemplo, en el PND se habla de proteger la dolarización mediante la implementación de “medidas de política económica y financiera que contribuyan a la sostenibilidad de la balanza de pagos”, es decir, estarían dispuestos a continuar la mala práctica de Correa cuando, con el pretexto de proteger la dolarización, impusieron todo tipo de restricciones al comercio internacional y a los movimientos de capitales.

También recordando los tiempos no tan lejanos de la planificación centralizada, se proponen como meta al 2025 aumentar “la participación de los alimentos producidos en el país en el consumo de los hogares ecuatorianos”, entre muchas otras metas que son imposibles de planificar e incompatibles con la visión de una economía donde los individuos son en gran medida libres de tomar decisiones para desarrollar los más de “17 millones de planes de vida”, como dicen al principio del PND.

Los mensajes mezclados y las ideas que no son coherentes con los cambios propuestos hasta ahora, generan incertidumbre y socavan la credibilidad. Si las cosas continúan por este derrotero, es probable que el Gobierno siga el destino de Macri o Piñera.

Es importante que el Gobierno aproveche el capital político para implementar por lo menos una o dos reformas estructurales que le permitan a la economía crecer a una tasa mayor a largo plazo. (O)