Enhorabuena el presidente Lasso declaró en su discurso de inauguración que “hoy el Ecuador declara que abre sus puertas al comercio mundial”.

Esto sucede más de 15 años después de que Rafael Correa declarara que “al tratado de libre comercio con EE. UU. hay que botarlo al basurero histórico”. La idea era no integrarnos al mundo sino solo a nivel regional. ¿Cómo nos fue con esa estrategia? Ni siquiera se avanzó en la integración regional. Muchos países de la región continuaron abriéndose al comercio y los ecuatorianos perdimos más de una década.

El Índice de Competitividad de 2019 del Foro Económico Mundial ubica a Ecuador en la posición 90 de entre 141 economías. Si nos fijamos exclusivamente en el subcomponente del pilar mercado de productos que analiza la apertura al comercio, Ecuador está en la posición 130. Si nos fijamos solo en la prevalencia de barreras paraarancelarias, Ecuador obtiene la posición 137. En cuanto a las barreras arancelarias, todavía tenemos mucho que mejorar, dado que allí nos encontramos en la posición 118.

Países vecinos como Chile y Perú, que décadas atrás apostaron no solo por la firma de los TLC, sino por la apertura unilateral de sus economías mediante una reducción gradual de sus aranceles a las importaciones, hoy se destacan en este índice en el ámbito comercial y otros por su competitividad. Chile se ubica en la posición 33 por su competitividad y es la quinta economía más abierta al comercio del mundo.

El libre comercio mejora la asignación de los recursos en una economía, puesto que obliga a destinar recursos a las actividades en las cuales tenemos una ventaja comparativa. Esto permite una mayor división internacional del trabajo, cosa que desde tiempos de Adam Smith se sabe que nos enriquece a todos.

Esto no es solo teoría. Durante los últimos años los ecuatorianos nos hemos beneficiado del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE). Según el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones, Acuacultura y Pesca, durante el primer año de vigencia del acuerdo en enero de 2017, se registró un incremento de las exportaciones no petroleras a la UE de 12%. Este crecimiento se mantuvo a pesar de la pandemia, aumentando las exportaciones no petroleras un 12% entre enero y octubre de 2020. A esto habría que sumarle aquellas exportaciones que se estima Ecuador hubiera perdido sin el acuerdo.

Siendo que los beneficios del comercio internacional se cosechan a través de las importaciones, esto es, exportamos para poder importar, vale notar que los ecuatorianos tuvimos acceso a productos de mejor calidad y menor costo, mejorando así la productividad y el bienestar de los ecuatorianos. Las importaciones aumentaron en un 25% durante el primer año. Este año, se contempla que 2.800 productos de la UE ingresen con aranceles más bajos.

Algunos se preocupan acerca de que una mayor apertura genere una balanza comercial negativa, olvidando que esta se equilibra sola, como sucedió durante la pandemia. Hay economías que han sostenido por décadas un saldo negativo en este componente de la cuenta corriente y, sin embargo, sus ciudadanos han gozado de niveles cada vez mayores de prosperidad: considere economías tan diversas como EE. UU., Panamá y Hong Kong. (O)