¿Para qué sirve TikTok? Pregunté a mis alumnos, chicos de entre 20 y 22 años, con aparente ingenuidad. “Obvio, pues, para bailar y que así te hagas conocido”, me respondió una de ellas, que tiene trayectoria como tiktoker. Pero otra, unos años mayor y que ya egresó de la universidad, fue más allá y me dijo que, aunque empezó como muchos bailando en TikTok, pronto descubrió que podía hacer videos de misterio que cuenten una historia rápidamente y ahora atesora sus casi 300.000 seguidores a nivel global.

Es en esta última faceta en la que parece emerger el ‘eslabón perdido’ entre el periodismo de antes y este nuevo periodismo tecnológico que a muchos tiene mareados, pero al que deben treparse si no quieren tener el mismo fin de los dinosaurios. Sensación de angustia, ansiedad, impotencia. Rechazo a la diversión exagerada, la banalidad del mensaje, lo corto de los formatos.

Hay que bajarse de ahí porque el camino de la comunicación digital ya no tiene retorno y qué bien que sea así: ya hubiese querido yo tener en mis inicios como periodista al menos un 25 % de los recursos que ahora facilitan la vida y que te permiten tener la información en un abrir y cerrar de ojos.

¿(Que redes sociales como TikTok) Solo sirven para bailar, banalizar y divertirse? Craso error.

Y si no era así, ¿cómo era antes de las redes? Es pregunta recurrente de los estudiantes. Cuento un caso: Frontera Ecuador-Perú, primer trimestre de 1995, plena guerra del Cenepa. Quienes la cubrimos debíamos andar largos trechos para llegar a la fuente de información, subir a un árbol para captar imágenes del campamento enemigo y sortear minas antipersonales. Luego volver al refugio, armar un laboratorio que permita tener una foto de papel, dos horas más o menos de trabajo, y luego colocarla en un ‘tambor’ que dando vueltas transmitía por teléfono a manera de sonido, milímetro a milímetro la gráfica en un proceso que podía durar hasta tres horas y del que había que huir, a comer, a tomar café, por lo ensordecedor del sonido que emanaba. Hoy eso se hace en un segundo por WhatsApp.

Y si esa es la nueva realidad, ¿como debe ser el futuro? Es otra pregunta usual. Ningún futuro, ahora mismo, si no miren lo que está haciendo el diario La Nación de Argentina de cara al Mundial de Qatar 2022. Su producto se llama Manija y permite a los usuarios consumir como lo hace en TikTok, con datos, frases, videos y memes de la selección Argentina, y arrancó en la víspera de la Copa del Mundo. Es apenas lógico que ese diario se reconozca como una plataforma de contenido y adopte formatos que funcionan en otros ecosistemas.

Más casos. Luego de mostrarse renuentes, ahora reconocen que Twitter es su gran competidor en lo que refiere a la realización de coberturas en vivo. The New York Times, The Washington Post y otros medios han convertido el desarrollo de una experiencia en vivo (al estilo tuiter) en prioridad.

Los medios ‘tradicionales’ también auscultan la posibilidad de ofrecer slideshows que no tuvieran más que un comentario breve de quien estaba publicando esa galería. Igualito que en Instagram o en LinkedIn, que incluso ya comparte con facilidad Power Points profesionales.

¿Solo sirven para bailar, banalizar y divertirse? Craso error. (O)