Esta semana el gobernador de la Reserva Federal, Jerome Powell, anunció una nueva alza de las tasas de interés de los fondos federales en 0,25 puntos porcentuales y dijo que habrá otras alzas. La Fed está caminando en una cuerda floja donde por un lado ve el riesgo serio de una estanflación (inflación, desempleo alto y estancamiento económico) de una década y por otro el de una recesión.

Los controles de precios nunca han funcionado y siempre han derivado en escasez y mercados negros. En nuestro país persisten muchos controles de precios, incluido el de las tasas de interés a través del Banco Central.

En un análisis de Asobanca se comparan las tasas de interés de Ecuador con aquellas de Panamá, Colombia y Perú. Allí destacan que de las cuatro economías, solamente Ecuador aplica techos a las tasas de interés. Si el techo estaría por encima de la tasa de interés real (léase: fijada por el mercado) este control de precio sería irrelevante. Esto puede haber sucedido con frecuencia conforme el crédito a nivel mundial era barato. Pero ahora que vivimos en la nueva realidad de un mundo en el que el crédito se encarece, el techo se vuelve perjudicial.

¿Por qué no es buena noticia para unos clientes que la tasa de interés suba poco o se mantenga en los mismos rangos?

La liberación de las tasas suele percibirse como nociva, creyendo que solo beneficiaría a los banqueros y el control de estas como positivo. Pero la experiencia de otros países y la nuestra nos enseña lo contrario. El FMI realizó un estudio acerca de los techos de las tasas en Kenya –implementados en 2016– y concluyó que estos condujeron al colapso del crédito para las pymes y redujo la intermediación financiera, lo cual derivó en el aumento de prestamistas informales. El Banco de la República de Colombia analizó el efecto de los controles de las tasas de interés en América Latina entre 1980 y 2008 y encontró que “la presencia de un límite restrictivo a las tasas de interés está asociada con un menor nivel de profundización financiera en América Latina”.

La liberación de las tasas de interés promovería la inclusión financiera...

Unos indicadores de la profundización financiera son el porcentaje de créditos y depósitos en relación al PIB. En 2022, Panamá –que también es una economía dolarizada– tenía una cartera de créditos equivalente a 110 % del PIB, Colombia 46 %, Perú 45 % y Ecuador solo 32 %. Para el mismo año, Panamá había captado depósitos equivalentes a 136 % de su PIB, Colombia 52 %, Perú 44 % y Ecuador 38 %.

La liberación de las tasas de interés promovería la inclusión financiera al permitir el financiamiento a clientes con distintos perfiles de riesgo, ofreciéndose tasas más altas a unos clientes y más bajas a otros, según su perfil crediticio.

Con 8,2 millones de cuentas bancarias en Ecuador y récord en colocación de créditos en el 2022, lo pendiente es que más personas accedan al sistema

Ecuador vive divorciado de la realidad. La tasa activa real máxima legal se mantiene idéntica para varios sectores, por ejemplo, para créditos para pymes y de consumo es la misma tasa que en mayo de 2022 (11,26 % y 16,77 %, respectivamente), mientras que para créditos empresariales y corporativos subió ligeramente (de 9,89 % a 10,36 % y de 8,86 % a 9,29 %). El resultado: la banca tiene el incentivo para conceder más créditos de consumo y menos créditos a los demás sectores que podrían derivar en una mayor tasa de inversión y creación de empleos.

Al eliminarse este control de precios, algunas tasas subirán y otras bajarán, pero el volumen total del crédito aumentaría y el costo promedio bajaría. (O)